Cómo tener una conversación difícil con tus inversionistas

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Cuándo un inversionista o bien cualquier persona nos invierte, lo que todos queremos es quedar bien y generar un buen rendimiento de su dinero y, además, generar una imagen positiva de nosotros como emprendedores. Sin embargo, en el mundo del emprendimiento la mayoría de los negocios no funcionan y terminan por perder el dinero de todos. Es aquí donde se interponen las ganas de quedar bien, de cuidar nuestra imagen personal y la realidad de negocio.

Vamos a analizar esta situación desde tres lugares:

La forma en la que los emprendedores actuamos ante la situación,

El lugar en el que estamos parados con nuestros inversionistas,

El tiempo y forma para comunicar situaciones complicadas.

En el momento en que las cosas se ponen difíciles y el negocio no va bien hay muchos caminos que toman los emprendedores para comunicarse con los inversionistas y en ese espectro de caminos hay dos extremos:

El primero: Negar que la situación no está funcionando y venderle a todos que las cosas siguen bien.

Este camino puede empezar sutilmente con decir verdades incompletas y acabar con modificar los estados financieros para seguir quedando bien al frente de todos o inventar productos que funcionan como el de Theranos. Hay dos puntos importantes en estas situaciones: uno, la delgada línea entre ser perseverante y ser necio no es fácil de distinguir; dos: los traumas e inseguridades de demostrar que somos unos chingones nos llevan a tomar este tipo de camino que puede volverse muy peligroso.

El segundo extremo es caer en el pesimismo de que ya nada va a funcionar, en el miedo total de inacción al grado de preferir devolverle el dinero a los inversionistas que seguir intentándolo, curiosamente este punto sigue estando caracterizado por el miedo al cómo nos ven como emprendedores o el miedo a fracasar.

Cómo ejercicio podrías ubicarte en este espacio, donde Theranos es el primer extremo  y Atrium, una empresa que devolvió el dinero a sus inversionistas es el segundo.

Insisto que el trabajo de introspección y de terapia o coaching debe ser parte fundamental del emprendimiento para no caer en ninguno de los dos extremos y encontrar un camino medio.

Ahora pensemos del lado del inversionista. Lo primero que hay que entender es cómo nos ve un inversionista y esto se puede definir con dos puntos:

El primero, en qué etapa del fondo está el inversionista, un fondo de inversión de venture capital generalmente dura 10 años. Si el fondo está al principio de su periodo 1 a 3 años buscará ver cómo encontrar más caminos y no darse por vencido en conjunto contigo. Si el fondo está en sus periodo final del año 7 al 10 ya empezara a pensar en cómo salirse de la inversión y tomará de otra forma las noticias que tenga de tu lado.

El segundo, en qué grupo de las empresas que invirtió el fondo estás tú. Simplificando las cosas los fondos clasifican en 3 grupos: las empresas en las que consideran que ya no van a recuperar nada, “Write Off”; las empresas que no les van a generar rendimiento sobresaliente pero tampoco van a morir, a veces llamadas Zombies; las empresas que te van dar el rendimiento del fondo, las posibles Unicornio.  En general el fondo se enfocará y dará la mayor parte de los recursos en las Unicornio y en muchas ocasiones prefieren un Write Off a estar gastando tiempo y recursos en las Zombies.

Podrías como ejercicio ubicarte en el siguiente plano que llamaremos: El lente del inversionista.

Finalmente el tercer factor a considerar es el tiempo y la forma para comunicar estos momentos difíciles.

Aquí el concepto de “radical transparency” de Ray Dalio:  lo que hay que penalizar no es que las cosas estén mal; sino que alguien que sabía estaban mal y no lo haya comunicado a tiempo es la verdadera falla. Por lo tanto, tener una comunicación constante y fluida con el inversionista es muy importante, no hay que olvidar que independientemente de que queremos quedar bien con nuestros inversionistas somos socios y todos estamos en este barco.

Ahora hablando de la forma de comunicarlo, hay que pensar en la practicidad: el inversionista no conoce todo lo que nosotros sabemos de nuestro negocio; si llegamos con libro abierto a decir  “todo está mal, no se que hacer, qué se te ocurre” pocas veces saldrán ideas prácticas y buenas de esa conversación. Es mejor “aquí está la información de la empresa y estas son las dos o tres ideas que tenemos para darle la vuelta al negocio con estos pros y contras, además estamos abiertos a escuchar ideas fuera de la caja”. Una comunicación de este tipo tiene mucha mayor probabilidad de generar ideas y consensos pragmáticos.

Entonces después de todo este choro hay tres elementos prácticos para que tengamos esta conversación: el espectro Theranos – Atrium, el plano del Lente del inversionista y el concepto de Radical transparency.

Suerte con esa conversación, nunca es fácil. Recuerda: no eres tu trabajo ni tu empresa es solo una ilusión del ego, por lo tanto, todo estará bien.


A female company founder having a deep conversation with an investor, in the style of TAMARA DE LEMPICKAa – Dall-E